Samir Delgado
Las protestas sociales en Grecia no parecen declinar con el transcurso de las fechas en un país acostumbrado a racionalizar las visitas masivas a sus monumentos olímpicos. Y es que hasta los dioses tienen que estar encolerizados por las revueltas juveniles sucedidas tras la muerte de un joven a manos de la policía. Tanta algarabía nocturna está poniendo de plena actualidad internacional una confrontación política que ya rebasa las fronteras griegas para tocar de lleno el engranaje que da cuerda al sistema con su crisis económica al alza, poniendo en evidencia el alto nivel de conflictividad social provocada por un aumento de la precariedad laboral y la incertidumbre de cara al futuro que miles de jóvenes griegos atisban en sus carnes a pesar de los cantos de sirena de la Europa del neón. Sigue leyendo