
- Grietas en los muros de la Central (ULL)
La Convergencia Europea (Espacio Europeo de Educación Superior) ha fracasado en el Estado español, si bien ese “fracaso” no supone la derrota de la propuesta neoliberal. Por el contrario, el proceso de mercantilización de la educación superior se ha consumado igualmente. Serán, por tanto, una serie de matices los que marquen las distancias con el “viejo modelo” de Universidad, pero en dichos matices se condensa la idea que fundamenta la Convergencia: la reconversión de la Universidad. Una reconversión que, en su versión “fracaso”, nos hace doblemente pobres. Por una parte, se pierden las supuestas ventajas esbozadas en el plan inicial y, por la otra, nos quedamos a merced de toda una serie de reformas y contra reformas. Bolonia supondrá para la Universidad un periodo, presumiblemente largo, de continuas desestabilizaciones, deshaciendo y remodelando a la manera de los nuevos tabiques que dividen aulas convirtiéndolas en claustrofóbicos habitáculos.
El Plan Bolonia en la ULL
En la ULL todo será mucho más duro. En este sentido, no se trata -posicionados en el rechazo a la Convergencia Europea- de cargar, simplemente, contra un discurso y un modo de hacer las cosas, la realidad del día a día es mucho más compleja y sangrante. Sometidos como estamos a un Plan que ha carecido de planificación, la representación estudiantil se convierte en una auténtica corresponsalía de guerra. Las brechas que se abren a nuestros pies son excesivas y amenazan con desestabilizar toda la estructura. Bolonia carece de suelo firme. Sustentada en el discurso débil y en el falso dinamismo de la post- política, la estética boloñezca se deshace y nos permite ver, en directo, el frío andamiaje mercantil.
El papel de la FEULL
Al frente de dicha trama se situaría la FEULL (Fundación Empresa Universidad de La Laguna), con su oferta de becas y prácticas de empresa a bajo coste (para la empresa, obviamente). Este tipo de fundaciones están gestionando un reserva de mano de obra barata y disciplinada (muy pocos estudiantes están sindicados, por poner un ejemplo). Las becas y prácticas suelen oscilar entre los 200 y 600 euros al mes. De esta forma, las fundaciones universitarias se convierten en auténticas ETT (Empresas de Trabajo Temporal), gestionando la mano de obra de vanguardia (en este caso de las Islas), mano de obra que se ve sometida a una precariedad absoluta: temporalidad, escasa remuneración y férrea disciplina (sobre todo mucha auto-disciplina, puesto que este tipo de estrategias empresariales juegan con las expectativas de futuro del “empleado”).Y, efectivamente, las prácticas no garantiza en modo alguno que los estudiantes logren un empleo digno al terminar sus estudios.

Efectos secundarios del Plan Bolonia: Derecho e Ingeniería de la Edificación
Por otro parte, entrarían en juego otro tipo de “contingencias” (efectos secundarios del Plan Bolonia) que se van dando según “avanza” el proceso a causa, precisamente, de esa desestabilización generalizada. En este sentido, los universitarios se ven afectados por nuevas normativas que van saliendo al paso. Un ejemplo sería la Ley 34/2006, de 30 de octubre, sobre el acceso a las profesiones de Abogado y Procurador de los Tribunales. Dicha regulación provocó la movilización de los estudiantes de Derecho de la ULL el pasado 7 de abril.
En la misma lógica del “efecto secundario”, los estudiantes se pueden ver afectados por la quiebra de la propia planificación general de alguna de las nuevas titulaciones. El ejemplo más notable de esto sería la situación que están viviendo los estudiantes de Ingeniería de la Edificación:
«El Tribunal Supremo en sentencia firme y contra la que no cabe recurso, da por anulada la denominación de Ingenieros de la Edificación tal y como se recogía en el Acuerdo del Consejo de Ministros de 14 de diciembre de 2007 que establecía las condiciones de los estudios conducentes al ejercicio de la profesión de Arquitecto Técnico.
El recurso contencioso administrativo fue presentado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Ingenieros Industriales (el CSCAE también ha denunciado esta denominación) y ha acogido con entusiasmo la sentencia que estima su recurso y declara nula toda articulación referida a la denominación “Ingeniero de la Edificación”.
Esta medida, agravada por la falta de información, propicio la movilización de los estudiantes, que se vieron obligados a acudir al rectorado:
“Pues bien, debido a que durante estos años nos han metido un cambio de plan inmediato en los cuatro cursos, que han habido muchísimos problemas para el cambio de titulación de Arquitectura técnica a Ingeniería de la Edificación y ha conllevado problemas de convalidación de asignaturas etc., esta denuncia por parte del Colegio de Ingenieros nos ha dejado también sin título”. (Fragmento del relato de uno de nuestros compañeros de “Ingeniería” de la Edificación)
Problemas en la planificación y financiación: ADE, Económicas y Empresariales
La aplicación del Plan Bolonia viene acompañada de graves problemas en planificación y de financiación (el ya famoso “coste cero”). En este apartado podemos situar los problemas que sufren los alumnos de ADE, Económicas y Empresariales:
“La cuestión es que por falta de aulas y profesores se unifican el turno de mañana y de tarde de 4º y 5º de ADE y ECO y pasa a ser únicamente turno de tarde, lo cual va a suponer masificación en las aulas e incompatibilidad de horarios principalmente. Y también parece que ahora a la gente de Empresariales tampoco les van a dejar acceder al 2º ciclo de cualquiera de las dos licenciaturas por lo mismo”. (Fragmento del relato de una de nuestras compañeras en Económicas)
La extinción de las licenciaturas y la falta de voluntad política: la convocatoria de diciembre
En otro orden de cosas, lo que está pasando con la convocatoria de diciembre y la extinción de las licenciaturas estaría vinculado, directamente, a un problema de planificación y, por supuesto, a una falta total de voluntad política. El relato que ofrecen en su blog un grupo de alumnos afectados es del todo esclarecedor:
“Y es que nos han tenido bastante desinformados, en ningún momento se lanzó algún tipo de comunicado informándonos a los alumnos de licenciatura lo que pasaba con nosotros y cómo iba a ser el proceso de extinción, hemos tenido que informarnos por nuestra cuenta, o enterarnos de los cambios por el »boca a boca».
Finalmente, nos enteramos de que nuestro plan se iría extinguiendo periódicamente curso por curso, dejando 2 años después del último de docencia, para sacar las asignaturas de dicho año. No tendríamos docencia esos 2 años siguientes, pero sí derecho a examen, con nuestras 3 convocatorias OFICIALES por asignatura. A pesar de que, según el Real Decreto, tendríamos hasta 2015 para sacar la licenciatura, sin ningún tipo de restricción en cuanto a cursos.
Además de esto, hace poco tiempo hemos sabido que en el último año con derecho a examen se nos quita la convocatoria de diciembre, con la explicación de que es algo extraoficial y cuenta para el siguiente curso. Por lo que sólo tendríamos 2 oportunidades para aprobar.
Si esto era así desde un principio, ¿por qué no se nos informó con tiempo para que pudiéramos valorar y organizarnos para sacar la carrera?
Por otra parte, somos alumnos, y por tanto tenemos nuestros derechos, que para eso pagamos una matrícula cada año. No nos pueden tratar como si fuéramos idiotas que asentimos a todo sin rechistar. Exigimos que nos traten con un mínimo de respeto y consideración. Estamos sometidos a un nivel de presión bastante importante, debido a que si no aprobamos las asignaturas que nos quedan, tendremos que irnos a grado, y por lo tanto, volver a hacer ciertas asignaturas que puede que tuviéramos aprobadas con anterioridad, pero como no existe convalidación posible, toca repetirlas”. (Fragmento extraído de http://queremosnuestrosderechos.blogspot.com/)
“A good business”
A lo largo de los últimos años se viene representando una comedia diáfana sobre los parabienes de un proceso de convergencia educativa, una nueva forma de hacer las cosas en las Universidades. Subidos a lomos de la progresía pedagógica se alentaron una serie de cambios. Se edificó un discurso en el que todo eran ventajas y se obviaron las deficiencias que se iban detectando. Contra los sectores críticos se lanzaron exabruptos de todo tipo, al mismo tiempo, se les acusó de inmovilistas retrógrados.
Pasado estos últimos años, ya no se puede ocultar que Bolonia sólo ha traído problemas. Del optimismo inicial se ha pasado a una callada resignación; el proceso de mercantilización y de reconversión de la Universidad continúa imparable. La infiltración paraempresarial de la Universidad es un hecho. Las supuestas maravillas que nos depararía el «nuevo modelo pedagógico» no aparecen por ningún lado, es más, ni siquiera parece que exista verdaderamente esa nueva pedagogía más allá de la mera retórica y la propaganda, con su eslogan de «una educación centrada en el alumno» que, al final, no venía a significar absolutamente nada, sólo humo. La movilidad fue otra de las grandes mentiras vendidas con el Plan Bolonia. Ahora ya no importa el nombre que le demos al proceso, ya no es necesario un esfuerzo excesivo a la hora de conjurar la reforma en virtud de la Economía del Conocimiento y de la innovación. La maquinaria cosificadora parece imparable y, por descontado, ya no importa el fracaso colectivo si unos pocos hacen buenos negocios.
Sabemos que hay gente muy interesada en que las cosas continúen así. Calladamente, muchos, de dentro y de fuera, han ganado dinero y, desgraciadamente, les queda mucho más por ganar.