Antes de iniciar nuestra intervención, queremos aprovechar para recordar a un sector de la comunidad universitaria que no está considerado como tal, un sector de los más oprimidos y, por lo mismo, de los más olvidados por esta institución. Queremos tender la mano a las trabajadoras de la limpieza de esta Universidad, que son las principales afectadas por el paso de una Universidad-academia a una Universidad-empresa. Lamentamos, profundamente, que estén silenciadas en este órgano, y en otros órganos de esta Casa, pero que sepan que en AMEC siempre encontrarán un aliado que dignifique su labor y dé voz a sus demandas.

Gabriel Morales intervino en representación de AMEC.
Compañeros y compañeras claustrales:
Nos llama mucho la atención tener un rector político, un rector con una larga y completísima carrera político-institucional fuera de la ULL, pero que, paradójicamente, ese rector sea tan contrario a la política institucional universitaria, tan reacio a profundizar en lo político dentro de la Universidad.
La cuestión es que -guste o no- lo académico está cruzado por lo político, y la Universidad -la verdadera Universidad académica- se fragua en lo político. El alma de la Universidad debería ser este órgano, y muchos otros espacios -regulados o no- en los que se diera vida a la verdadera y genuina república universitaria. Eso lo creemos así, porque entendemos que a la Universidad venimos a formarnos ampliamente, en todos los aspectos que demanda ese apetito por conocer y superar los límites de lo que se aprendió ayer. Todos esos conocimientos, científicos, técnicos y humanísticos, se desenvuelven en medio de la confrontación de ideas, esa es para nosotras la Universidad, eso creemos que debe ser la Universidad.
Por más que algunos se empeñen en denostar a los y las que nos animamos a participar en esta “plaza pública”, por más que los que suelen ir de “sabios ensimismados” rechacen esta pretendida ágora; aquí, y en muchos otros lugares de la “Casa grande”, se deberían encontrar las verdaderas sinergias que dieran vida a este microcosmos en expansión que es la Universidad. Al menos, esa sería nuestra percepción de la Universidad, como ideal en el que avanzar para tratar de lograr cierta identidad, cierto reflejo que nos ilumine como institución, y que diera sentido a ese camino interminable -marcha dignificadora- que caracteriza la forja del progreso humano, eso que es comunidad y humanización en marcha.
Por desgracia, las autoridades político-académicas de la ULL no buscan un espejo en el que escrutarse, sino que se dejan envilecer por los espejismos. En la ULL -convertida en rama seca y decadente- se empeñan en dar pábulo a tradiciones estériles que poco nos pueden ofrecer. Nos referimos a esa reivindicación hueca y sin sentido de los 225 años de NADA, porque no pasamos de los 90 años de historia real. Por eso, como institución NO-CENTENARIA, debemos poner nuestra mirada y nuestras energías en un proyecto real, no tratar de cabalgar nebulosas estériles.
Hace 225 años no nació nada, nada que no fuera una intención que se quedó a expensas de otros gestos inconexos, que no formaron nunca parte de un plan enérgico y real –sólido- por dotar a estas islas de una Universidad.
Pero algunos, por lo que vemos, deciden quedarse en lo peor de la política: el espectáculo. Quedarse en la grandeza espuria e irreal que no tuvimos, y de la que no podemos recibir ningún nutriente que nos ayude a repensar el presente con vistas a un movimiento de futuro.
Señor Martinón, las instituciones que solo aspiran a glorias difusas y a la conquista de un pasado inexistente, se terminan reconciliando con su propio extrañamiento, es decir, viven eternamente en la esterilidad colonial-decadente de una historia impostada. Algo que, desgraciadamente, se ha hecho habitual en estas “lejanas” ínsulas.
La gestión universitaria es otra cosa y no un mero reflejo de algo, no se trata de tender un límpido mantel sobre nuestras miserias, tratando de olvidar que se encuentran ahí y que nos sostenemos sobre ellas. La gestión universitaria implica tener un proyecto real de futuro, que mire al pasado, que se escrute en el presente, pero que no se regodee en lo irreal, en la fabulación de una historia que no fue, y que -mire usted- no nos aporta nada. Los 225 años de historia de la ULL no existen. Lo único real es esta carcasa, los restos de algo que en algún momento -no sabemos qué momento- pudo ser o quisieron algunos que fuera. Pero, le guste o no, no hemos superado nuestra condición de Universidad adolescente y franquista.
La ULL sigue siendo una institución muy poco democrática, una institución donde el esfuerzo que se ha hecho por canalizar la participación del estudiantado ha terminado por reducir esa participación de una forma dramática. Y se trata de una historia que comenzó hace mucho tiempo, solo tenemos que echar una mirada a la web institucional: el esfuerzo más importante realizado -y en eso fue un maestro Eduardo Doménech Martínez- ha sido el de invisibilizar el corporativismo estudiantil, o cualquier otra expresión de organización -corporativa o autónoma- del estudiantado. No nos referimos solo a los grupos de representación claustral, aunque somos conscientes de ese desprestigio programado que sufrimos los estudiantes que optamos por las vías de la participación institucional. Somos esos estudiantes “politiqueros” que -según dicen- no queremos estudiar y que nos metemos donde nadie nos llama. Y, por el contrario, lo que se fomenta -lo que triunfa- es la imagen emblemática de ese estudiante individualista, un estudiante que no vive la Universidad, sino que la consume, puesto que su Universidad es la Universidad-escaparate, esa Universidad empeñada en ser marca de moda, y no un centro de estudios superiores.
La ULL ha conseguido la combinación perfecta entre el autoritarismo decimonónico y trasnochado de un profesorado empeñado en ser casta, y ese otro modelo de Universidad, que podríamos denominar Universidad postmoderna -de pensamiento y ciencia débil-, Universidad de cartón piedra, empeñada en contar relatos sobre grandes éxitos y “emprendedurías”, mientras se esfuerza en formar a lo mejor del precariado del siglo XXI.
La ULL no invierte esfuerzos en cambiar todo eso, ni siquiera es capaz de alzar la voz de una forma contundente para convertirse en la voz moral de esta sociedad. La ULL reniega de ese papel histórico que se le debería suponer. El falso elitismo que caracteriza a esta institución le impide aliarse con una sociedad que demanda respuestas.
Pero, cuando reniega de ese papel de liderazgo -de su importancia a la hora de armonizar la “sociedad civil” de las Islas-, es la ULL la que pierde. La distancia con la sociedad no nos sirve de nada. La ULL está obligada a realizar una inmersión social. La ULL debe ser altavoz de las principales demandas de esta tierra, hacer de guía espiritual, claro está –entiéndase- de guía espiritual laico. La Universidad debe ser influyente para ganar prestigio, apostar por cierta omnipresencia. La ULL debe estar por todas partes, o, por lo menos, debería dejarse ver un poco.
Por tanto, son muchas cosas las que tienen que cambiar, señor Martinón. No nos gusta cómo se vienen desarrollando los acontecimientos estos dos últimos años. Nos da la sensación de que todas aquellas promesas de bregar del lado de los y las estudiantes se quedaron en puro humo. La promesa de respetar –siempre- las decisiones que tomáramos los estudiantes con respecto a los asuntos que nos afectaran, y de no ir nunca en contra de nuestros intereses, hace tiempo que fue olvidada. Pero vamos a seguir insistiendo.
Señor Martinón, los grupos estudiantiles de la Universidad de La Laguna hemos consensuado dos cuestiones que consideramos de máximo interés para el estudiantado lagunero. Repetimos: TODOS los grupos estudiantiles hemos coincidido en dos cuestiones. Dos cuestiones que consideramos fundamentales y que queremos que usted y su equipo de gobierno respeten.
Prima cuestión: no queremos que se pisoteen conquistas históricas del estudiantado en relación a las convocatorias y llamamientos a examen que nos garantizan los Estatutos vigentes actualmente en la ULL.
Segunda cuestión: no queremos que nos quiten la convocatoria de septiembre ni que las convocatorias de examen se solapen unas con otras.
Señor Martinón, le pedimos que respete estas decisiones estudiantiles. Le solicitamos que convoque una comisión de reforma estatutaria que no sea meramente un grupo informal de trabajo, queremos una verdadera comisión con garantías, ya se lo hemos pedido por escrito. Tome nota.
Señor Martinón, respete el modelo de Calendario Académico que hemos diseñado los y las estudiantes de esta Universidad. Pero, mucho ojo, no es el modelo de calendario de la Asamblea del Movimiento Estudiantil Canario, es el modelo de calendario que hemos consensuado entre todos los grupos de representación estudiantil, contando con la participación democrática de todos aquellos alumnos y alumnas que quisieron aportar en su diseño.
Sobre los reglamentos
Señor rector, usted se comprometió a una gran reforma de los reglamentos que nos afectaban y afectan, y digo que nos afectaban y afectan, porque dichos reglamentos han sido, y son, un auténtico despropósito, lo que en su momento denominamos la “herencia podrida” de Eduardo Doménech Martínez (el innombrable) o, al menos, parte de esa herencia.
Algunos reglamentos se modificaron. Bien. Muy bien. Pero, curiosamente, otros se han quedado ahí, a la espera; no sabemos si decir “hasta las calendas griegas” o, si por el contrario, usted tiene trazado algún plan para utilizar alguno de estos reglamentos como moneda de cambio de otras cosas. Por lo pronto, le advertimos que AMEC no negocia derechos a cambio de derechos. Por esa razón, le exigimos que cumpla con su palabra y modifique de una vez por todas el Reglamento del Tribunal de Evaluación Curricular por Compensación.
Y no solo eso. Le recordamos que en esta Universidad -los y las estudiantes de esta Universidad- seguimos a expensas de un Reglamento de Disciplina Académica fascista, un Reglamento sancionado por el dictador Francisco Franco Bahamonde en 1954. Y, mire usted, no empecemos con aquello de que “es un reglamento que sufren todas las universidades”. La ULL puede desarrollar un Reglamento de Convivencia que se ocupe de los asuntos disciplinarios, al igual que lo han hecho otras universidades, y al igual que lo ha hecho la propia Universidad de La Laguna, puesto que -ya hace bastantes años- se aprobó un Reglamento Disciplinario específico para los Colegios Mayores y la Residencia Universitaria. Por tanto, señor rector, en este tema no nos valen las excusas.
Con respecto a los reglamentos de “cambio de turno”, queremos que, de una vez por todas, su secretaria general o usted mismo, o su jefe de Gabinete, o alguien, nos dé respuesta sobre la propuesta de “Reglamento de Cambio de Turno Racional” que le hemos hecho llegar. Hemos desarrollado una completísima propuesta, les hemos hecho el trabajo, y se la hicimos llegar. La primera versión de ese documento se la hicimos llegar hace meses, y seguimos sin respuesta. Y antes del “cierre” de Semana Santa, le hicimos llegar una versión mejorada. Queremos respuesta. No lo olviden.
Homofobia en la ULL
El tema de la homofobia es un tema que nos preocupa de forma particular, y nos preocupa que en esta Universidad se den comportamientos homofóbicos y que en algunas aulas se imparta doctrina homofóbica. Es decir, aquí no vale el tema de la libertad de cátedra y otras majaderías por el estilo. A la Universidad no venimos a recibir doctrina de ningún tipo, el que quiera doctrina que vaya a una Iglesia o que se monte su capilla particular donde quiera, mientras que sea fuera de la ULL. Pero en la ULL, queremos conocimiento científico y académico, no queremos doctrina, y mucho menos doctrinas trasnochadas que alimentan la discriminación y el odio.
Asimismo, aprovechamos para decir de forma clara, esta Universidad, por mucho que se pretenda oficializar, no es una Universidad libre de acoso -de acoso sexual- del acoso que sufren mujeres por parte de hombres. Mayormente, el acosa que efectúan algunos profesores sobre alumnas. El ocultamiento de un problema no resuelve ese problema. Tome nota, señor rector.
Docencia
La ULL ha entendido muy tarde la importancia que tiene hoy la docencia virtual y la producción de contenidos virtuales de apoyo a la docencia general. Curiosamente, pese a que gustan tanto de hablar de competitividad, han dejado que sean otras universidades –principalmente centros privados- los que se hagan cargo de la docencia virtual. A ustedes, que les gusta tanto hablar de generar valor, se les ha olvidado la importancia y trascendencia que tiene hoy poder competir en ese mercado, ofreciendo la experiencia y la laboriosidad que se le suponen a una Universidad presencial, con historia (con cierta historia al menos). Las grandes Universidades no desaprovechan esas oportunidades, ¿qué le pasa a la ULL? ¿Falta inversión? o, por el contrario, ¿se trata de que encontramos las resistencias de un profesorado que ha sido incapaz de adaptarse a la revolución tecnológica?
Infraestructuras y servicios universitarios
Podríamos estar toda la tarde hablando del apasionante tema de las infraestructuras, por lo pronto, les pedimos diligencia en aquellas actuaciones que están en su mano, que no demandan gran inversión, y que aún están pendientes de ser resueltas. Queremos una Universidad segura, en todos los sentidos, y una Universidad dotada de instalaciones accesibles para todas las personas.
Queremos que un replanteamiento general de los aparcamientos de la ULL, un uso racional de los mismos, que no tengamos, por poner un ejemplo, un montón de plazas libres en Guajara y, al mismo tiempo, a cientos de estudiantes teniendo que “plantar” sus vehículos en cualquier parte.
En lo que respecta a servicios universitarios, queremos señalar también dos cuestiones, y que se tome nota:
Primero: la ULL tiene un montón de centros dispersos, alejados de los grandes campus del centro, y desde AMEC, queremos que se piense en ellos, que se piense que allí también hay Universidad, en ese sentido reclamamos de este rector que se preste una atención especial a esos centros. Estamos hablando de Náutica, Campus de la Salud, Enfermería la Candelaria, Enfermería La Palma, Turismo Adeje, Santa Cruz e Iriarte.
Segundo: queremos que se termine con los cierres de la ULL en los periodos vacacionales. Usted ya comentó a los medios de comunicación que esa medida ya no era “necesaria”. ¿Por qué continuamos con los cierres? Los cierres perjudican la labor formativa, el trabajo universitario y la investigación. La Universidad no debe cerrar. Sabemos que lo fácil es “chapar” y listo. Pero, les guste o no, lo fácil no es siempre lo mejor.
Finalmente, para ir terminando, queremos una Universidad solidaria y una Universidad que sepa reconocer sus errores. Hay políticas y gestiones que están perjudicando a muchos alumnos y alumnas. Esa situación no es positiva, no deja en buen lugar a la Universidad. Hay que saber reconocer los errores cometidos, y hay que procurar no reincidir.
No queremos una Universidad en la que, por una parte, se interpretan las normas como le viene en gana al rector de turno, y donde unos salen beneficiados injustamente, mientras que a otros, se les manda a callar y se les llama la atención.
Nuestro modelo de Universidad no es el suya, ni nos llena de orgullo el proyecto de Universidad que se viene gestando estos últimos años. Después de 8 años de despropósitos, esperábamos una gestión novedosa, original, creativa. Por lo pronto, solo advertimos cierta dosis excesiva de espectáculo; ya lo decíamos al principio: demasiada “política del espectáculo”. Para nostras, la política universitaria es otra cosa, debe ser otra cosa. Debe ser la fidelidad a auténticos ideales de progreso y de humanidad.
Por todo esto, no podemos dejar de recordarle los versos de una canción que usted debería conocer, y lo hacemos porque creemos que expresan el modelo de Universidad laica y republicana que defendemos. Pensando también en esa visita Real o Real-visita que algunos esperan con ansias, aunque se algo tan espurio como celebrar 225 años de historia imaginada.
Señor Martinón, buenas tardes, no olvide aquel estribillo:
Ni en dioses, reyes ni tribunos,
está el supremo salvador.
Nosotros mismos realicemos
el esfuerzo redentor.
Para hacer que el tirano caiga
y el mundo esclavo liberar
soplemos la potente fragua
que el hombre nuevo [y la mujer nueva] ha[n] de forjar.