El 9 de mayo en la Universidad de La Laguna (discursos y fotos)

Compañeras y compañeros! Estudiantes universitarios, de Bachillerato o de Secundaria, estamos todos aquí movidos por la misma problemática: la oscura realidad educativa en Canarias, una realidad que no se reduce al ámbito del estudio, sino que trasciende a otras facetas de nuestra vida y nuestro futuro. Hablamos de datos concretos, hablamos de una tasa de paro juvenil de un 71%. Compañeros y compañeras, esto significa que 7 de cada 10 jóvenes canarios no encuentra trabajo, y no precisamente porque no lo busque, como dan a entender algunos personajes de la gerontocracia política. No, en muchos casos, son jóvenes egresados sobrecualificados que al terminar sus estudios se encuentran con la indiferencia del sistema y la crítica gratuita al “espíritu aventurero migratorio”, al que se ve forzado todo joven canario. Y no solo miremos nuestro ombligo: 118.000 familias no ven llegar ningún ingreso a casa y para colmo se nos priva de una educación pública de calidad, que debería estar al alcance de toda la sociedad canaria. La solución futura para el cambio, pues el conocimiento es poder y el estudio es una herramienta para la transformación de la realidad. Pero, nos preguntamos, ¿qué estudios? Estamos sobrecualificados, con titulaciones edulcoradas y sin sustancia; desaprendemos más que aprendemos, pues la salsa boloñesa nos ha saturado las papilas gustativas del saber, ya no recordamos el sentido de Universidad, solo nos movemos por la cinética de la asistencia, la evaluación continua y el paternalismo trasnochado del profesorado, que desde hace mucho tiempo se ha desvinculado de las reivindicaciones del estudiantado.

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La educación pública está muriendo. En los últimos años hemos vivido el constante desmantelamiento de nuestros derechos, conquistados tras muchos años de lucha, y apenas hemos podido defendernos, puesto que desde el rectorado no han dudado en esgrimir reglamentos de disciplina fascistas para silenciar las voces críticas. Esos señores que nos gobiernan, señores de buen puesto y sueldo, han cercenado los sueños de muchos jóvenes canarios. La situación en esta Universidad es realmente trágica, donde casi dos mil alumnos han abandonado sus estudios debido a la imparable e implacable subida de tasas.

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¡No podemos seguir permitiendo este atropello contra las clases desfavorecidas!

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«Ya es hora de dejar bien claro que todos estos sirvientes del capital, desde sus más retrógrados cabecillas hasta sus más rastreros cómplices, tienen las manos llenas de trozos de los sueños rotos de una juventud a la que han condenado a la esclavitud, al miedo, a la miseria….»

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El Rectorado y el Consejo Social impulsan el “régimen de permanencia” con la escusa de que existen directrices que los obligan, pese a que esta cuestión ya estaba regulada, existen desde hace tiempo criterios objetivos de permanencia, pero desde el poder se tenía que apretar mucho más, se tenía que configurara una herramienta para la coerción y el control de la masa estudiantil.

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La normativa de permanencia de la ULL, aprobada a espaldas del alumnado, y de la que se nos pretende informar una vez esta aprobada, exige, entre otras cosas:

a) Matricularse de un mínimo de 42 créditos cada curso, de los cuales ha de superarse al menos, el 50% de los mismos si se quiere seguir en la Universidad.

b) Las matrículas a tiempo parcial se limitan a un 10-20% de las matrículas totales, además de exigir unos requisitos ambiguos y que no tienen en cuenta el contexto socioeconómico de la sociedad canaria: la temporalidad laboral y la precarización.

c) Matricularse de todas las asignaturas que nos vayan quedando de cursos anteriores
Desde el rectorado se nos dice, una vez más, que no hay otra posibilidad, que nuestra universidad desaparecerá como tal si no acatamos el reglamento. Pero no se nos dice que otras universidades, que también cumplen los requisitos exigidos, tienen normativas de permanencia más flexibles que las nuestras, universidades como la UAB, considerada la mejor universidad pública del estado. También se nos esconde, en ese que otras universidades han suavizado su normativa de permanencia, gracias a la presión que han ejercido los estudiantes, como es el caso de la USC, donde el rector se vio obligado a negociar.»

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La dureza de la “normativa” de la ULL implica que un alumno que no consiga ese rendimiento o expectativa, se vería obligado a abandonar sus estudios de forma definitiva si no encuentra acomodo en la educación a distancia. La normativa de permanencia que nos han impuesto, en Canarias, es DISCRIMINATORIA

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Lo que se nos demuestra es que, para ellos, los que detentan el poder en las instituciones y en la Universidad de La Laguna, no valemos NADA: solo números y estadísticas para evaluaciones de calidad que más bien sirve para mantener bien seguros los bolsillos de estos individuos; para hablar de que en la ULL hay una enseñanza de calidad cuando lo que se esconde tras esta parafernalia es una institución decadente, paraíso para el negocio de unos pocos (¿Para cuándo las cuentas de la fundación empresa de la ULL, por donde se nos pasa el rodillo de la precariedad laboral?), y el intento, a toda costa, de mantener los intereses de una clase que no representa en absoluto a la sociedad canaria. Aquí no hay calidad, aquí hay una universidad menguada de tercera división para mantenernos pastando, como si fuéramos ganado. ¡Queremos una Universidad de calidad! Y le pedimos al profesorado que no siga colaborando con esta universidad decadente, les pedimos un compromiso por la calidad, por la buena docencia, por la verdadera innovación: ¡pónganse las pilas de una vez!

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No debemos olvidar quiénes son los culpables. Citarlos con nombres y apellidos: El presidente del gobierno de Canarias Paulino Rivero y todo se equipo, donde destacamos sobre todo al consejero de educación Jose Miguel Pérez; el ministro Jose Ignacio Wert, el director general de universidades Carlos Guitián y, sobre todo, el rector de la ULL Eduardo Doménech Martínez junto con toda su casta de vicerrectores y secuaces, los cuales se han conformado como gestores e instigadores de todos estas medidas represivas que atentan contra el alumnado. Compañeros y compañeras, tenemos que ser conscientes que han declarado una guerra abierta contra los estudiantes de clase trabajadora.

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En definitiva, estamos a tiempo de conseguir que se modifique esta normativa, se puede cambiar el rumbo, se puede empezar a respetar a los estudiantes. Se puede empezar a entender los enormes problemas que nos rodean e invaden nuestras vidas en esta tierra, en Canarias, saqueada día a día por políticos y empresarios. Una tierra donde nos han robado las oportunidades. La Universidad de La Laguna puede jugar un papel fundamental en la transformación de esta sociedad, pero, para eso, primero se debe terminar con la represión y la persecución del estudiantado. En la ULL se debe terminar con la imposición por la fuerza de políticas que han destruido la calidad de esta Universidad.  Se deben respetar los derechos de los estudiantes (miles de estudiantes) que cursan titulaciones en extinción, se debe respetar nuestro derecho a planificar, como nos dé la gana, nuestros estudios universitarios.

            Por todo esto decimos alto y claro:

            ¡No al Plan Bolonia!

            ¡No a la “normativa de permanencia”

Ha llegado el día de ponerlos en su sitio, durante años han cruzado la línea imaginaria para atacarnos una y otra vez, poco a poco diezmando la capacidad del estudiantado. Hoy, deberá ser el día en que crucen esa línea por última vez, hoy es el día en que debemos devolverlos al oscuro agujero del que nunca debieron escapar, compañeros, compañeras, ni un pasa atrás, ¡viva la lucha estudiantil!

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DISCURSO II

¡Compañeros y compañeras! El contexto que nos rodea como estudiantes, es decir, las mentiras de Bolonia, las constantes subidas de tasas o la nueva normativa de “permanencia”, no son hechos aislados sino que están encuadrados en el proceso de destrucción y desmantelamiento de la educación pública. A cada atentado contra la educación pública le siguen una serie de justificaciones y el ya conocido juego de la pelota, que se van pasando unos a otros, tomándole el pelo a los afectados. Así pues, esta serie de problemas tienen nombres y apellidos a todos los niveles y no debemos olvidarnos de señalarlos como responsables: el ministro José Ignacio Wert, el presidente del gobierno de Canarias, Paulino Rivero Baute, y todo su equipo, donde DESTACAMOS sobre todo al consejero de educación, José Miguel Pérez, y el director general de universidades, Carlos Guitián; Y, sobre todo, hay que señalar al rector de la ULL, Eduardo Doménech Martínez, junto con toda su casta de vicerrectores y secuaces QUE se han configurado como gestores principales de todas estas medidas que atentan contra el alumnado.

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El consejo social de la ULL, un organismo compuesto por 28 personas, de las cuales 6 pertenecen a la universidad y el resto a empresas, el gobierno de canarias, el parlamento, cabildos, además de varios representantes propuestos directamente por el rector. Este organismo, que dice representar a la sociedad canaria en la universidad, nos impone una de las normativas de permanencia más crueles, RÍGIDAS Y EXCLUYENTES del Estado, si no la más salvaje, QUE HA SEGUIDO ADELANTE EN SU APROBACIÓN GRACIAS AL SILENCIO OTORGADO POR EL RECTOR y CON LA OMISIÓN DE LA PARTICIPACIÓN DEL ESTUDIANTADO EN LA ELABORACIÓN DE DICHA NORMATIVA. Con lo cual, más que representar los intereses de la sociedad canaria, pretenden alejar a la misma de la Universidad para que la juventud canaria sea mano de obra barata en sus sociedades privadas, esas que si se ven bien representadas en el Consejo Social de la ULL, y muy bien defendidas por el rector Doménech.

¡No a la Universidad del Capital!

¡No al Plan Bolonia!

¡No a la normativa de “permanencia”!

¡No al presidente del Consejo Social de la ULL, José Miguel González Hernández! El diputado más viejo del parlamento de Canarias, con 71 años, y con varios cargos políticos más. Este señor se atreve a decir que la juventud canaria no tiene espíritu de sacrificio.

¡No Eduardo Doménech Martínez, rector de la Universidad de La Laguna! Doménech ha sido el peor rector que ha tenido esta universidad.

¡Viva la huelga estudiantil!

¡Viva el Movimiento Estudiantil!

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