¿Guerras para qué?

         Francisco Tarajano*

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Guerras para llorar.

guerras para sufrir,

guerras para matar,

guerras para morir.

 

Llorar por la libertad,

sufrir por la libertad,

matar por la libertad,

morir por la libertad.

 

Llorar, sufrir, matar, morir

tan sólo por la libertad.

La tea, la daga, el fusil,

tan sólo por la libertad.

 

Por la libertad brazos unir,

por la libertad puños alzar,

por la libertad ir a la lid,

vencer… morir por la libertad.

 

Guerras para vengar,

guerras para oprimir,

guerras para vejar,

guerras para escindir.

 

Vengar por odio feroz,

por ambición oprimir,

vejar por cruel corazón,

por religión escindir,

 

luchar, herir, matar, morir,

con rencorosa y brutal saña

en torpona guerra civil

propio es de mentes insanas.

 

Sin tórrido dieciocho de julio,

con florido catorce de abril,

habría, siempre, senderos seguros

si se supiera bien discurrir.

 

*Extraído del libro “Años malditos” (1980). Poemario que Tarajano dedica a los terribles años de la guerra civil.

 

18 de julio

Fragmento del capítulo 17, “Por hablar” de “Crónica de vencidos. Canarias: resistentes de la guerra civil” de Ricardo García Luis* (pp. 237-238).

Franco 1936

Una vez puesta en marcha la maquinaria represiva que siguió a la Declaración del Estado de Guerra, por el general Franco, el 18 de julio de 1936, no bastaron los fusilamientos, los hacinamientos de presos en cuadras de caballos del ejército (Caballería), barco, salones de empresas extranjeras explotadoras de nuestros frutos (Fyffes) y antiguos lazaretos (Gando, en Gran Canaria); no se conformaron con las desapariciones mediante paseos nocturnos y la aplicación de la ley del saco, no fue suficiente la persecución a los integrantes de los partidos políticos del Frente Popular, Sindicatos y Federaciones Obreras e incluso a cualquier ciudadano que opuso resistencia al golpe; no se satisfacieron con la incautación de bienes a los republicanos; no se saciaron con las humillaciones sin cuento a mujeres, niños, ancianos e impedidos, la imposición de trabajos forzados y la leva obligada a los frentes de guerra. No, no les bastó.

Bien engrasado el mecanismo de los Consejos de Guerra, se persiguió a toda persona que expresara su opinión disconforme o discrepante hacia los alzados en armas.

Su base se encuentra en:

a) BANDO de declaración del Estado de Guerra en todo el Archipiélago Canario, realizado por el General de División, Comandante Militar en las Islas Canarias, Francisco Franco Bahamonde.

En su artículo 10º dice: “Serán considerados como presuntos reos de sedición o rebelión cuantos propalen noticias o informaciones tendenciosas”.

Está fechado en Santa Cruz de Tenerife, a 18 de julio de 1936.

b) BANDO de 28 de julio de 1936, declarativo del Estado de Guerra en todo el territorio nacional, que reafirma el bando dictando por Franco en Canarias, con algunas precisiones como las referencias en el ARTÍCULO 6º en torno a la consideración de rebelde: “Los que propaguen noticias falsas o tendenciosas con el fin de quebrantar el prestigio de las fuerzas militares y de los elementos que prestan servicios de cooperación al Ejército”.

*Referencia: García Luis, R. “Crónica de vencidos. Canarias: resistentes de la guerra civil”. La Marea, Islas Canarias, 2003.