AMEC fue el único grupo claustral en presentar propuestas de resolución (22). Todas fueron aprobadas.
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Antes de comenzar nuestra intervención, queremos recordar que hace dos días, el pasado 12 de diciembre, se cumplieron 38 años del asesinato del estudiante de la Universidad de La Laguna Javier Fernández Quesada. Javier fue asesinado en el contexto de una feroz represión, una represión que no podemos considerar -como se ha pretendido hacer creer- el fruto amargo de los últimos coletazos de un régimen que se extinguía. El asesinato de Javier y el de muchos otros, como el de Bartolomé García Lorenzo, estudiante de magisterio en la ULL (asesinado en septiembre del 76), son la prueba fehaciente del continuismo y el falso cambio de régimen. Las élites dirigentes se vieron en la necesidad de adoptar ropajes democráticos, pero sin perder ninguno de sus privilegios políticos y económicos. En este sentido, la única manera que tuvieron de controlar la denominada “transición” fue mediante la aplicación del terror. El terror jugó un papel fundamental a la hora de neutralizar a las fuerzas realmente democráticas, el terror domesticó partidos y conciencias. Javier Fernández Quesada, junto con muchos otros asesinados o represaliados, fue una víctima del terror del continuismo. Victima de ese “cambiar todo para que nada cambie”.
El reverso de la memoria es el olvido. Nosotros nos negamos a olvidar. Recordar a Javier es un acto de dignidad y de resistencia.
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Señor rector, el Claustro es, según el Artículo 151.- 1. de los Estatutos de esta Universidad: “el máximo órgano representativo y deliberante de la Universidad de La Laguna”. Y como máximo órgano representativo, y por eso que denominan ustedes “salud democrática”, este órgano se debe reunir más a menudo. La misión de este órgano es acompañar la gestión de este casa de estudios, gestión que debe tener una lectura política, debemos reunirnos para deliberar, reflexionar, criticar y representar a la comunidad universitaria, comunidad que también es “comunidad política”.
El Claustro debe ser, si se nos permite la metáfora, la sala de máquinas que mueva esta enorme y complicada “nave”. Cualquier pretensión de movilizar esta institución sin contar con el Claustro, terminará por alejar a los dirigentes de esta casa -al rector y su equipo- de la comunidad universitaria. El Claustro, como órgano de representación, debe funcionar.
Señor Martinón: no desprecie este órgano de representación. El debate, la discusión, incluso el enfrentamiento político, los consensos y los desacuerdos, son el alimento de futuro porque construyen universidad. El conflicto, los choques de ideas, son fundamentales si pretendemos un movimiento real -el cambio de paradigmas- que nos permita avanzar. Sin movimiento no hay Universidad. La Universidad no puede ser un lugar anquilosado, un lugar negado al futuro y las transformaciones. Señor Martinón: no tenga miedo a este órgano, no rehúya la confrontación política.
Esta sesión claustral no debe ser un mero trámite administrativo. Esta sesión claustral debe servir para orientar, al menos de cara al futuro, la política presupuestaria de la ULL. De lo contrario, es de temer que su gestión se caracterice por ser la gestión de una herencia, de una mala herencia. De usted depende. Usted es el que tendrá que decidir si se dedica a la gestión del pasado o si apuesta por el futuro.
Pero debe recordar que el futuro solo estará garantizado si se rompe de una forma real con el pasado. Usted no se puede convertir en el triste gestor de la herencia, de la mala herencia, de Eduardo Doménech Martínez. En este sentido, no debe ignorar que estos presupuestos desprenden un hedor muy característico. No nos engañamos, estos presupuestos representan el continuismo, la misma gestión sin futuro a la que nos abocó su antecesor en el cargo.
La ruptura con el pasado nos abrirá las puertas, nos permitirá pensar la ULL de una forma diferente, nos permitirá romper con los pies de plomo, la lentitud, superar la anemia estructural que amenaza el futuro de la institución pública más importante del Archipiélago. Pero para que se produzca una ruptura real, debemos ser capaces de asumir con firmeza la responsabilidad que supone la gestión de una institución de estas características. En este sentido, el saneamiento económico reclama del rector una actitud crítica, un proceder diligente, sin miedos. Se deben superar los miedos escénicos y no se debe ser cómplice de un pasado oscuro. La sociedad canaria reclama de su Universidad un mayor grado de transparencia y la correcta gestión de los recursos que en ella se invierten.
La transparencia solo se puede garantizar si realizamos un juicio apropiado del pasado. No debemos comprometernos con esa mala herencia que le referimos anteriormente. En este sentido, no continúe ignorando la solicitud que le hicimos en su momento: la ULL y las fundaciones que estén vinculadas a esta institución deben pasar por una auditoría económica y administrativa. Ignorar esto, señor rector, supone comprometerse demasiado con lo anterior.
Precisamente, estos presupuestos están anclados en la misma lógica de naufragio que los presupuestos de años anteriores. La misma lógica del recorte. Recortes que perjudican, como en años anteriores, al alumnado. Son los servicios destinados a los estudiantes los que se ven retocados por la “tijera”. No dudamos en calificar estas partidas presupuestarias como partidas de la vergüenza. Se reducen las ayudas a los estudiantes menos favorecidos, se reduce la dotación presupuestaria para bonos de comedor, bolsas de viajes, ayudas de guardería, becas… Las becas de los Colegios Mayores y la Residencia Universitaria aumentan de una forma miserable.
Sus presupuestos, señor rector, mantienen la misma línea que los del año pasado, aunque no deja de sorprender como se ha metido la tijera descaradamente en los servicios ofertados al alumnado, mientras que las partidas de “otros gastos”, partidas sin especificar, suman 814.080,09 euros. ¿Dónde va ese dinero?
Señor Martinón, ¿por qué lo único que sube alegremente todos los años es el sueldo de la gerenta? ¿No sería conveniente explicar a la comunidad los entresijos de la gestión económica anterior? ¿Qué nos puede decir de los casi 50.000 euros que pagamos de intereses del préstamo CEI Canarias Campus Atlántico Internacional?
Señor rector, AMEC no se identifica con estos presupuestos. No son nuestros presupuestos. Tampoco representan el modelo de Universidad que queremos. Para nosotros hay futuro mientras se tenga en cuenta las necesidades del colectivo estudiantil, colectivo que nutre y da sentido a la Universidad. Estos presupuestos ignoran al alumnado. Precisamente, las propuestas de resolución que hemos presentado pretenden indicar donde advertimos las grandes carencias y omisiones.
Para que este fuera un documento mínimamente aceptable se tendrían que mejorar las partidas destinadas a los Colegios Mayores y la Residencia Universitaria (y que esto supusiera la bajada de precios en estos centros); se debería aumentar el presupuesto de todas las ayudas asistenciales; la subida, y no la bajada, de las ayudas en bonos de comedor (flexibilizando los requisitos para la obtención de los mismos); aumentar el presupuesto de las ayudas para estudiantes con especiales dificultades económicas; impulsar el uso de software libre para reducir el gasto en software privativo; se deberían aumentar las partidas destinadas a la recuperación de las instalaciones de la ULL y la eliminación de las barreras arquitectónicas; mejorar la financiación del circuito universitario de transporte, y, finalmente, nos parece fundamental poder contar con una documentación presupuestaria que sea clara, concisa, detallada y libre de manipulaciones. Si queremos ser una Universidad diferente, nos tenemos que distanciar de lo que ya hemos sido, de lo que, al parecer, no será tan fácil que dejemos de ser.
Señor rector, queremos una Universidad de futuro, por tanto, ha llegado la hora de romper con el pasado. Como ya le hemos dicho, de usted depende, usted tendrá que decidir.
Muchas gracias
Propuestas de resolución:
AMEC fue el único grupo claustral en presentar propuestas de resolución (22). Todas fueron aprobadas.