Claustro [18 de abril] Intervención de AMEC sobre el Estado de la Universidad

Antes de iniciar nuestra intervención, queremos aprovechar para recordar a un sector de la comunidad universitaria que no está considerado como tal, un sector de los más oprimidos y, por lo mismo, de los más olvidados por esta institución. Queremos tender la mano a las trabajadoras de la limpieza de esta Universidad, que son las principales afectadas por el paso de una Universidad-academia a una Universidad-empresa. Lamentamos, profundamente, que estén silenciadas en este órgano, y en otros órganos de esta Casa, pero que sepan que en AMEC siempre encontrarán un aliado que dignifique su labor y dé voz a sus demandas.

Gabriel Morales intervino en representación de AMEC.

Compañeros y compañeras claustrales:

Nos llama mucho la atención tener un rector político, un rector con una larga y completísima carrera político-institucional fuera de la ULL, pero que, paradójicamente, ese rector sea tan contrario a la política institucional universitaria, tan reacio a profundizar en lo político dentro de la Universidad.

La cuestión es que -guste o no- lo académico está cruzado por lo político, y la Universidad -la verdadera Universidad académica- se fragua en lo político. El alma de la Universidad debería ser este órgano, y muchos otros espacios -regulados o no- en los que se diera vida a la verdadera y genuina república universitaria. Eso lo creemos así, porque entendemos que a la Universidad venimos a formarnos ampliamente, en todos los aspectos que demanda ese apetito por conocer y superar los límites de lo que se aprendió ayer. Todos esos conocimientos, científicos, técnicos y humanísticos, se desenvuelven en medio de la confrontación de ideas, esa es para nosotras la Universidad, eso creemos que debe ser la Universidad.

Por más que algunos se empeñen en denostar a los y las que nos animamos a participar en esta “plaza pública”, por más que los que suelen ir de “sabios ensimismados” rechacen esta pretendida ágora; aquí, y en muchos otros lugares de la “Casa grande”, se deberían encontrar las verdaderas sinergias que dieran vida a este microcosmos en expansión que es la Universidad. Al menos, esa sería nuestra percepción de la Universidad, como ideal en el que avanzar para tratar de lograr cierta identidad, cierto reflejo que nos ilumine como institución, y que diera sentido a ese camino interminable -marcha dignificadora- que caracteriza la forja del progreso humano, eso que es comunidad y humanización en marcha.

Por desgracia, las autoridades político-académicas de la ULL no buscan un espejo en el que escrutarse, sino que se dejan envilecer por los espejismos.  En la ULL -convertida en rama seca y decadente- se empeñan en dar pábulo a tradiciones estériles que poco nos pueden ofrecer. Nos referimos a esa reivindicación hueca y sin sentido de los 225 años de NADA, porque no pasamos de los 90 años de historia real. Por eso, como institución NO-CENTENARIA, debemos poner nuestra mirada y nuestras energías en un proyecto real, no tratar de cabalgar nebulosas estériles.

Hace 225 años no nació nada, nada que no fuera una intención que se quedó a expensas de otros gestos inconexos, que no formaron nunca parte de un plan enérgico y real –sólido- por dotar a estas islas de una Universidad.

Pero algunos, por lo que vemos, deciden quedarse en lo peor de la política: el espectáculo. Quedarse en la grandeza espuria e irreal que no tuvimos, y de la que no podemos recibir ningún nutriente que nos ayude a repensar el presente con vistas a un movimiento de futuro.

Señor Martinón, las instituciones que solo aspiran a glorias difusas y a la conquista de un pasado inexistente, se terminan reconciliando con su propio extrañamiento, es decir, viven eternamente en la esterilidad colonial-decadente de una historia impostada. Algo que, desgraciadamente, se ha hecho habitual en estas “lejanas” ínsulas.

La gestión universitaria es otra cosa y no un mero reflejo de algo, no se trata de tender un límpido mantel sobre nuestras miserias, tratando de olvidar que se encuentran ahí y que nos sostenemos sobre ellas. La gestión universitaria implica tener un proyecto real de futuro, que mire al pasado, que se escrute en el presente, pero que no se regodee en lo irreal, en la fabulación de una historia que no fue, y que -mire usted- no nos aporta nada. Los 225 años de historia de la ULL no existen. Lo único real es esta carcasa, los restos de algo que en algún momento -no sabemos qué momento- pudo ser o quisieron algunos que fuera. Pero, le guste o no, no hemos superado nuestra condición de Universidad adolescente y franquista.

La ULL sigue siendo una institución muy poco democrática, una institución donde el esfuerzo que se ha hecho por canalizar la participación del estudiantado ha terminado por reducir esa participación de una forma dramática. Y se trata de una historia que comenzó hace mucho tiempo, solo tenemos que echar una mirada a la web institucional: el esfuerzo más importante realizado -y en eso fue un maestro Eduardo Doménech Martínez- ha sido el de invisibilizar el corporativismo estudiantil, o cualquier otra expresión de organización -corporativa o autónoma- del estudiantado. No nos referimos solo a los grupos de representación claustral, aunque somos conscientes de ese desprestigio programado que sufrimos los estudiantes que optamos por las vías de la participación institucional. Somos esos estudiantes “politiqueros” que -según dicen- no queremos estudiar y que nos metemos donde nadie nos llama. Y, por el contrario, lo que se  fomenta -lo que triunfa- es la imagen emblemática de ese estudiante individualista, un estudiante que no vive la Universidad, sino que la consume, puesto que su Universidad es la Universidad-escaparate, esa Universidad empeñada en ser marca de moda, y no un centro de estudios superiores.

La ULL ha conseguido  la combinación perfecta entre el autoritarismo decimonónico y trasnochado de un profesorado empeñado en ser casta, y ese otro modelo de Universidad, que podríamos denominar Universidad postmoderna -de pensamiento y ciencia débil-, Universidad de cartón piedra, empeñada en contar relatos sobre grandes éxitos y “emprendedurías”, mientras se esfuerza en formar a lo mejor del precariado del siglo XXI.

La ULL no invierte esfuerzos en cambiar todo eso, ni siquiera es capaz de alzar la voz de una forma contundente para convertirse en la voz moral de esta sociedad. La ULL reniega de ese papel histórico que se le debería suponer. El falso elitismo que caracteriza a esta institución le impide aliarse con una sociedad que demanda respuestas.

Pero, cuando reniega de ese papel de liderazgo -de su importancia a la hora de armonizar la “sociedad civil” de las Islas-, es la ULL la que pierde. La distancia con la sociedad no nos sirve de nada. La ULL está obligada a realizar una inmersión social. La ULL debe ser altavoz de las principales demandas de esta tierra, hacer de guía espiritual, claro está –entiéndase- de guía espiritual laico. La Universidad debe ser influyente para ganar prestigio, apostar por cierta omnipresencia. La ULL debe estar por todas partes, o, por lo menos, debería dejarse ver un poco.

Por tanto, son muchas cosas las que tienen que cambiar, señor Martinón. No nos gusta cómo se vienen desarrollando los acontecimientos estos dos últimos años. Nos da la sensación de que todas aquellas promesas de bregar del lado de los y las estudiantes se quedaron en puro humo. La promesa de respetar –siempre- las decisiones que tomáramos los estudiantes con respecto a los asuntos que nos afectaran, y de no ir nunca en contra de nuestros intereses, hace tiempo que fue olvidada. Pero vamos a seguir insistiendo.

Señor Martinón,  los grupos estudiantiles de la Universidad de La Laguna hemos consensuado dos cuestiones que consideramos de máximo interés para el estudiantado lagunero. Repetimos: TODOS los grupos estudiantiles hemos coincidido en dos cuestiones. Dos cuestiones que consideramos fundamentales y que queremos que usted y su equipo de gobierno respeten.

Prima cuestión: no queremos que se pisoteen conquistas históricas del estudiantado en relación a las convocatorias y llamamientos a examen que nos garantizan los Estatutos vigentes actualmente en la ULL.

Segunda cuestión: no queremos que nos quiten la convocatoria de septiembre ni que las convocatorias de examen se solapen unas con otras.

Señor Martinón, le pedimos que respete estas decisiones estudiantiles. Le solicitamos que convoque una comisión de reforma estatutaria que no sea meramente un grupo informal de trabajo, queremos una verdadera comisión con garantías, ya se lo hemos pedido por escrito. Tome nota.

Señor Martinón, respete el modelo de Calendario Académico que hemos diseñado los y las estudiantes de esta Universidad. Pero, mucho ojo, no es el modelo de calendario de la Asamblea del Movimiento Estudiantil Canario, es el modelo de calendario que hemos consensuado entre todos los grupos de representación estudiantil, contando con la participación democrática de todos aquellos alumnos y alumnas que quisieron aportar en su diseño.

Sobre los reglamentos

Señor rector, usted se comprometió a una gran reforma de los reglamentos que nos afectaban y afectan, y digo que nos afectaban y afectan, porque dichos reglamentos han sido, y son, un auténtico despropósito, lo que en su momento denominamos la “herencia podrida” de Eduardo Doménech Martínez (el innombrable) o, al menos, parte de esa herencia.

Algunos reglamentos se modificaron. Bien. Muy bien. Pero, curiosamente, otros se han quedado ahí, a la espera; no sabemos si decir “hasta las calendas griegas” o, si por el contrario, usted tiene trazado algún plan para utilizar alguno de estos reglamentos como moneda de cambio de otras cosas. Por lo pronto, le advertimos que AMEC no negocia derechos a cambio de derechos. Por esa razón, le exigimos que cumpla con su palabra y modifique de una vez por todas el Reglamento del Tribunal de Evaluación Curricular por Compensación.

Y no solo eso. Le recordamos que en esta Universidad -los y las estudiantes de esta Universidad- seguimos a expensas de un Reglamento de Disciplina Académica fascista, un Reglamento sancionado por el dictador Francisco Franco Bahamonde en 1954. Y, mire usted, no empecemos con aquello de que “es un reglamento que sufren todas las universidades”. La ULL puede desarrollar un Reglamento de Convivencia que se ocupe de los asuntos disciplinarios, al igual que lo han hecho otras universidades, y al igual que lo ha hecho la propia Universidad de La Laguna, puesto que -ya hace bastantes años- se aprobó un Reglamento Disciplinario específico para los Colegios Mayores y la Residencia Universitaria. Por tanto, señor rector, en este tema no nos valen las excusas.

Con respecto a los reglamentos de “cambio de turno”, queremos que, de una vez por todas, su secretaria general o usted mismo, o su jefe de Gabinete, o alguien, nos dé respuesta sobre la propuesta de “Reglamento de Cambio de Turno Racional” que le hemos hecho llegar. Hemos desarrollado una completísima propuesta, les hemos hecho el trabajo, y se la hicimos llegar. La primera versión de ese documento se la hicimos llegar hace meses, y seguimos sin respuesta. Y antes del “cierre” de Semana Santa, le hicimos llegar una versión mejorada. Queremos respuesta. No lo olviden.

Homofobia en la ULL

El tema de la homofobia es un tema que nos preocupa de forma particular, y nos preocupa que en esta Universidad se den comportamientos homofóbicos y que en algunas aulas se imparta doctrina homofóbica. Es decir, aquí no vale el tema de la libertad de cátedra y otras majaderías por el estilo. A la Universidad no venimos a recibir doctrina de ningún tipo, el que quiera doctrina que vaya a una Iglesia o que se monte su capilla particular donde quiera, mientras que sea fuera de la ULL. Pero en la ULL, queremos conocimiento científico y académico, no queremos doctrina, y mucho menos doctrinas trasnochadas que alimentan la discriminación y el odio.

Asimismo, aprovechamos para decir de forma clara, esta Universidad, por mucho que se pretenda oficializar, no es una Universidad libre de acoso -de acoso sexual- del acoso que sufren mujeres por parte de hombres. Mayormente, el acosa que efectúan algunos profesores sobre alumnas. El ocultamiento de un problema no resuelve ese problema. Tome nota, señor rector.

Docencia  

La ULL ha entendido muy tarde la importancia que tiene hoy la docencia virtual y la producción de contenidos virtuales de apoyo a la docencia general. Curiosamente, pese a que gustan tanto de hablar de competitividad, han dejado que sean otras universidades –principalmente centros privados- los que se hagan cargo de la docencia virtual. A ustedes, que les gusta tanto hablar de generar valor, se les ha olvidado la importancia y trascendencia que tiene hoy poder competir en ese mercado, ofreciendo la experiencia y la laboriosidad que se le suponen a una Universidad presencial, con historia (con cierta historia al menos). Las grandes Universidades no desaprovechan esas oportunidades, ¿qué le pasa a la ULL? ¿Falta inversión? o, por el contrario, ¿se trata de que encontramos las resistencias de un profesorado que ha sido incapaz de adaptarse a la revolución tecnológica?

Infraestructuras y servicios universitarios

Podríamos estar toda la tarde hablando del apasionante tema de las infraestructuras, por lo pronto, les pedimos diligencia en aquellas actuaciones que están en su mano, que no demandan gran inversión, y que aún están pendientes de ser resueltas. Queremos una Universidad segura, en todos los sentidos, y una Universidad dotada de instalaciones accesibles para todas las personas.

Queremos que un replanteamiento general de los aparcamientos de la ULL, un uso racional de los mismos, que no tengamos, por poner un ejemplo, un montón de plazas libres en Guajara y, al mismo tiempo, a cientos de estudiantes teniendo que “plantar” sus vehículos en cualquier parte.

En lo que respecta a servicios universitarios, queremos señalar también dos cuestiones, y que se tome nota:

Primero: la ULL tiene un montón de centros dispersos, alejados de los grandes campus del centro, y desde AMEC, queremos que se piense en ellos, que se piense que allí también hay Universidad, en ese sentido reclamamos de este rector que se preste una atención especial a esos centros. Estamos hablando de  Náutica, Campus de la Salud, Enfermería la Candelaria, Enfermería La Palma, Turismo Adeje, Santa Cruz e Iriarte.

Segundo: queremos que se termine con los cierres de la ULL en los periodos vacacionales. Usted ya comentó a los medios de comunicación que esa medida ya no era “necesaria”. ¿Por qué continuamos con los cierres? Los cierres perjudican la labor formativa, el trabajo universitario y la investigación. La Universidad no debe cerrar. Sabemos que lo fácil es “chapar” y listo. Pero, les guste o no, lo fácil no es siempre lo mejor.

Finalmente, para ir terminando, queremos una Universidad solidaria y una Universidad que sepa reconocer sus errores. Hay políticas y gestiones que están perjudicando a muchos alumnos y alumnas. Esa situación no es positiva, no deja en buen lugar a la Universidad. Hay que saber reconocer los errores cometidos, y hay que procurar no reincidir.

No queremos una Universidad en la que, por una parte, se interpretan las normas como le viene en gana al rector de turno, y donde unos salen beneficiados injustamente, mientras que  a otros, se les manda a callar y se les llama la atención.

Nuestro modelo de Universidad no es el suya, ni nos llena de orgullo el proyecto de Universidad que se viene gestando estos últimos años. Después de 8 años de despropósitos, esperábamos una gestión novedosa, original, creativa. Por lo pronto, solo advertimos cierta dosis excesiva de espectáculo; ya lo decíamos al principio: demasiada “política del espectáculo”. Para nostras, la política universitaria es otra cosa, debe ser otra cosa. Debe ser la fidelidad a auténticos ideales de progreso y de humanidad.

Por todo esto, no podemos dejar de recordarle los versos de una canción que usted debería conocer, y lo hacemos porque creemos que expresan el modelo de Universidad laica y republicana que defendemos. Pensando también en esa visita Real o Real-visita que algunos esperan con ansias, aunque se algo tan espurio como celebrar 225 años de historia imaginada.

Señor Martinón, buenas tardes, no olvide aquel estribillo:

Ni en dioses, reyes ni tribunos,

está el supremo salvador.

Nosotros mismos realicemos

el esfuerzo redentor.

Para hacer que el tirano caiga

y el mundo esclavo liberar

soplemos la potente fragua

que el hombre nuevo [y la mujer nueva]  ha[n] de forjar.

 

 

 

Intervención de AMEC sobre el estado general de la ULL (sesión del Claustro 01/04/2016)

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Brian Vargas Perera (AMEC) en un momento de su intervención

Antes de iniciar nuestra intervención, desde la Asamblea del Movimiento Estudiantil Canario (AMEC) deseamos felicitar al señor rector por poner en su lugar a la Subdelegación del Gobierno en Tenerife y a la Policía Nacional en lo que respecta a los “paseos” sin autorización -de estos últimos- por los campus de la ULL.  Un tema de enorme trascendencia, pues, al contrario de lo que aventuraron los de siempre -esos supuestos defensores de la Ley y el Orden, promotores de la presencia policial en recintos educativos-, la reciente circulación de unidades policiales por Derecho no se debía a un interés por evitar los robos en las instalaciones, sino a la innecesaria protección de unos señores que organizaban un acto partidista en la ULL. Innecesaria protección –decimos- porque, pese a las alucinaciones de algunos y algunas, en esta Universidad no ha sucedido nada que demande dicha protección. La ULL ya se gasta, como se dice vulgarmente, sus dineros en seguridad. En este sentido, lo hemos manifestado muchas veces, para evitar los robos (no para controlar estudiantes) se debe hacer una buena planificación del servicio de seguridad que estamos pagando.

Por otra parte, queremos aprovechar para saludar desde aquí, desde este órgano universitario, la lucha contra el desalojo de las 77 familias que habitan la comunidad “La Esperanza”, en Santa María de Guía (Gran Canaria). El alcalde de Guía, Pedro Rodríguez, pretende desalojar a más de 200 personas (la mayoría menores) de la comunidad ocupada y autogestionada más grande de todo el Estado. Nuestra solidaridad con “La Esperanza”, un ejemplo de lucha y organización.

Finalmente, nuestro recuerdo y homenaje a los presos políticos saharauis, recordando que mañana, sábado 2 de abril, partirá, a las 12:00 horas, una manifestación desde la plaza Weyler de Santa Cruz de Tenerife en apoyo de su causa.

***

«El elitismo de algunos y la incompetencia de otros han imposibilitado la necesaria identificación de la Universidad de La Laguna con las Islas. Un profundo desconocimiento o, lo que es peor, una ignorancia premeditada nos alejan de la que debería ser nuestra propia naturaleza. La Universidad no puede ser isla dentro de la isla».

Señor rector, señores y señoras claustrales:

Sin duda, el panorama es adverso para la Universidad de La Laguna y para Canarias. El debate parlamentario de estos días y el debate de hoy en esta casa suenan a hueco, carecen de chispa. Ni el primero mueve a Canarias ni este, por desgracia, moverá a la ULL. Esta institución, esta joven institución -creada (como ustedes saben) en 1927- no ha terminado de asentarse y de echar raíces en esta tierra; raíces que alimenten la necesaria y ansiada comprensión de una sociedad que no termina de vernos, a consecuencia de ese desarraigo, con la suficiente claridad. La ULL sigue en la distancia. La ULL permanece, socialmente, en un más allá. La ULL, tan mal acostumbrada, se lame la heridas y suelta su quejido. Los ocho años del anterior gobierno universitario pueden ser definidos como los años del quejido, los años del lloriqueo, años en los que se lloraba por todo: “no me financian bien”, “los profesores se me están quedando viejitos”, “no me dejan expedientar estudiantes”… como decimos: los años del quejido.

La ULL se queja, pero se trata de un murmullo estéril. Por tanto, sería un grave error que esta institución permanezca en ese lamento carente de energía, esa estrategia incapaz de transmitir confianza.

Pese a lo que se pueda llegar a pensar, no se trata de convencer a políticos y mercaderes, ya está bueno de vender esta casa, vender la ULL, como si fuera nuestra “propiedad privada”. No. La Universidad no nos pertenece. La ULL le pertenece a esta sociedad. La ULL es patrimonio del pueblo canario. Entendemos que se debe dar un cambio de paradigma. Un cambio en la forma de vernos y de ver nuestro reflejo en la sociedad. La Universidad se debe volcar  con la gente; la ULL se debe desparramar en esta sociedad; la ULL debe ser el motor creativo, el mecanismo de transformación de estas Islas.

Podemos seguir quejándonos de los índices de acierto y error; podemos seguir leyendo encuesta y vivir iluminados por los resultados que obtenemos en un 12935365_10209188898425414_1796988098_nsimulador, ya sea de Singapur, Hong Kong o Taiwán, lo mismo da, puesto que la vinculación a esos rankings, lo único que acrecientan es el colonialismo académico anglosajón, y de esa forma no se avanza; podemos seguir contando egresados, papers, tesis…. Incluso, podríamos mantener sin modificar -esperemos que no- todo ese conjunto de normativas y reglamentos inservibles que obstaculizan lo auténtico y lo importante de la vida universitaria; reglamentos y normativas que no sirven ni van a servir, al menos en su redacción actual, para mejorar la ULL (la Normativa de Progreso y Permanencia es un ejemplo de normativa perjudicial, pero también podemos referirnos al articulado de Reglamento del TFG o al del Tribunal de Evaluación Curricular por Compensación). De la misma forma, se podrían restar derechos y conquistas al estudiantado en unos nuevos Estatutos; pero -hagan lo que hagan- nada va a cambiar. El problema de la ULL no son los estudiantes ni sus resultados; los problemas de la ULL no están en los Estatutos. El gran problema es la desconexión de la ULL con la sociedad. La ULL no piensa lo suficiente; no  se esfuerza lo suficiente; la ULL no se comprende lo suficiente; y por eso sufrimos esa especie de cortocircuito entre la ULL y Canarias. El problema de la ULL no es un problema económico, eso puede que en lo mundano, el problema de la ULL es de comprensión de la realidad, de su realidad y de su entorno.

El elitismo de algunos y la incompetencia de otros han imposibilitado la necesaria identificación de la Universidad de La Laguna con las Islas. Un profundo desconocimiento o, lo que es peor, una ignorancia premeditada nos alejan de la que debería ser nuestra propia naturaleza. La Universidad no puede ser isla dentro de la isla. La ULL no puede terminar convirtiéndose en un salón de actos donde los encantadores de serpientes, los políticos de cualquier partido, nos vendan sus fantasías y su humo.

La Universidad de La Laguna debe aprender a ser ella misma maestra de la pasión. La ULL debe concentrar sus energías para impregnarse de una nueva sensibilidad. En la ULL ha faltado sensibilidad; poesía; ciencia y poesía: ciencia poética. La ULL debe ser capaz de materializar sus deseos. Como si se tratara de un cuerpo vivo, una casa con alma, ser capaz de irradiar más allá de sus muros, de dar lo mejor para recibir…para saber también recibir lo mejor. La ULL debe conquistar los corazones de estas Islas, debe aprender a amar para ser amada.

Algún día, cuando termine  las calumnias y enfrentamientos, los ultrajes, se corrijan los errores; el día que de verdad nos sintamos amados, el día que esta sociedad se sienta orgullosa de esta Casa; el día que la mirada de nuestra gente se detenga emocionada frente a los muros de su Universidad, ese día, se habrá ganado la batalla.

Pero las cosas no son fáciles; ni la mejora en la estadística conseguirá resolver nada. Ni castigando estudiantes ni reprimiendo con reglamentos y normativas maltraídas se conseguirá mejorar la ULL. El problema no son los estudiantes. El problema es la falta de honestidad de esta institución, la falta de honestidad consigo misma para conseguir el respeto de la gente, de nuestra gente.

Los políticos y sus políticas no dicen nada, no hablan de la Universidad y sus problemas, poco les importa y les ha importado. A nosotros nos gusta la política, estamos politizados hasta el tuétano, pero los políticos profesionales no nos representan. No nos gusta la política espectáculo; nosotros  queremos poesía que sea poiesis creadora. Queremos una Universidad de cimiente radical, una Universidad que se levante insurgente y se levante al unísono con esta sociedad.

La ULL debe apostar por un cambio de trayectoria. Si no damos el gran viraje, el gran cambio de rumbo, nos pasaremos en un eterno y catártico remiendo del remiendo. Nos veremos abocados a recurrir al “quejido” que aludíamos anteriormente.  Sin duda, la ULL necesita mejorar su financiación, pero esa mejora pasa por una apuesta real de esta sociedad por su Universidad, por una identificación plena en los objetivos. La ULL debe ser socializada, debe ser el ágora, el epicentro desde el que se pueda irradiar cultura en toda su amplitud. La Universidad debe dejar de ser un lugar para el negocio y pasar a cumplir con aquellos valores que la determinan como el lugar de la crítica, la formación y la investigación.  Por esa razón, se debe terminar con los paternalismos y con el autoritarismo amparado en una “libertad de cátedra” mal entendida. La ULL se debe alejar de intereses particulares, se debe alejar de la simpleza de espíritus ambiciosos y, de esa forma, se debe cuidar de no caer en las marañas que desvirtúen objetivos o nutran corruptelas.

Tenemos muchas cosas que cambiar y generar nuevas relaciones, esas relaciones de las que hablamos, ser la Universidad que necesita Canarias. Debemos hacer un esfuerzo para ser humildes, reconocer nuestras carencias, asumir que se han hecho muchas cosas mal, que la institución necesita comprenderse para luego poder afrontar los grandes problemas. Debemos abandonar el falso orgullo, reconocer que edificios como el de Bellas Artes salieron mal, asumir que la “corona” no tiene en ese centro su «joya», asumir eso para no perjudicar a los estudiantes. En este sentido, debemos hacer un esfuerzo global para mejorar las infraestructuras, ya hemos hablado largo y tendido en este Claustro, ya hemos presentado informes, hemos consensuado propuestas.

Don Antonio, falta valentía, no queremos ser duros ni acusarlo a usted de aquello que debe nacer del esfuerzo colectivo de toda la comunidad, de aquello que debe empezar con un profundo cambio de conciencia colectiva. Pero, usted, señor rector, puede hacer mucho, puede alimentar esas transformaciones. Señor rector, la asignatura pendiente es la transparencia y la apertura de la ULL. Sea usted, con todos y todas acompañándole, el que se encamine en esa dirección, hacia esa apertura, que la ULL abra sus puertas a la sociedad; que la ULL pueda llegar a esa comunión de intereses

Estamos convencidos de que ese es el buen camino. Hagamos el esfuerzo entre todos y todas de transitarlo.

Muchas gracias

 

Intervención de AMEC sobre el “Estado de la Universidad» (sesión del Claustro del 28/01/2015)

Las primeras palabras de nuestro portavoz Josafat González han sido para recordar la situación que vive Guazimara Vera, a la que se le piden cuatro años de cárcel por participar en una concentración a las puertas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Un claro intento de criminalizar y desmantelar el Movimiento Estudiantil Canario. González también ha tenido palabras de apoyo para el joven activista saharaui Hassanna Aalía. Recordando la terrible situación que está viviendo en estos momentos (AMEC lleva al Claustro de la ULL la petición de asilo político para Hassanna Aalía).

intervención Josafat

Un momento de la intervención de Josafat González

La ULL cierra un ciclo, esperemos que sea un ciclo sin capacidad de retroceso, sin herencias podridas. Aunque eso es pedir demasiado a una institución que se ha quedado demasiado tiempo a la zozobra, embarrancada en el pensamiento único, en la pobreza creativa e ideológica de un tiempo que no ha dejado de perfilarse monocromo; Universidad grisácea del sur, del viejo sur colonial, por más que estemos en el hemisferio norte. Pero ya se sabe, uno de los grandes problemas de la Universidad de La Laguna es la desubicación, la confusión, la fiesta (no debemos olvidar que nuestro rector fue aquel que institucionalizó la fiesta universitaria, la ya olvidada FICULL, dando con eso finiquito a esas otras fiestas no tan institucionales, pero de raigambre y tradición estudiantil). La fiesta, decimos, puesto que en la ULL hemos vivido una buena fiesta a lo largo de los últimos años, un auténtico desenfreno colectivo, una fiesta de esas, con sus gigantes y cabezudos, esos tampoco podían faltar. En la ULL hemos vivido el desmelene, por más que algunos sean calvos. Pregunten en la Fundación Empresa si tienen dudas. Y, por desgracia,  hemos tenido que aguantar de los malos, los peores; de los mediocres, los más flojos y  decadentes. Pero, sin duda, en este gobierno, en su gobierno, señor Doménech, todos tenían derecho a vivir sus particulares sueños de grandeza, puesto que las pesadillas se las podían dejar a otros. Y, justamente, señor rector, ha sido de esa manera. Nosotros, los alumnos y alumnas, hemos tenido que administrar esas pesadillas. Aunque, por el contrario, la conciencia y el compromiso no han hecho más que crecer, no han hecho más que fortalecerse.

Por todo esto, señor Eduardo Doménech Martínez, desde la Asamblea del Movimiento Estudiantil Canario (AMEC), le damos las gracias, gracias por despertarnos del sueño democrático y por sacudirnos todas esas pamplinas que nos metieron en el colegio entre pecho y espalda; gracias por explicarnos, con pelos y señales, qué cosa es eso que llaman «tener poder”; gracias por dictarnos las mejores lecciones de toda una vida sobre cómo se debe imponer el orden y la disciplina. Usted y su ayudante, don Antonio Rodríguez (“tanto monta, monta tanto”), han sido verdaderos maestros, y nos han enseñado que creerse de izquierdas, como el que desoja una margarita (“te quiero no te quiero”), no tiene nada que ver con ser verdaderamente de izquierdas, es decir, no tiene nada que ver con mantener un compromiso solidario, mantenerse de pie, firmes, dignamente firmes, mantenerse sin aflojar un ápice mientras eres azotado por la mentira y por la infamia. En ese momento, despiertas de golpe en la realidad, en la pesadilla. En ese momento te das cuenta de que hay un tipo en esta Universidad que ha tenido las cosas claras. Un rector dispuesto a pasar a la historia de nuestra joven Universidad (no tenemos ni 100 años de historia, por mucho que ustedes se empeñen en creerse bicentenarios), un rector dispuesto a pasar por encima de cualquiera: disciplinando, ordenando y destruyendo si fuese menester.

Esta intervención se debería llamar “Juicio político al rector Doménech”. Y, ciertamente, esta sesión del Claustro de la ULL -en este paraninfo-  es el lugar perfecto para desarrollar ese juicio político. Pero creo, señor rector, que debemos resistirnos y moderarnos antes de que nuestros anhelos terminen por convocar a alguna especie de Robespierre exterminador. No seremos demócratas brillantes, con esa solera de ustedes, pero sabemos perfectamente que la justicia, la verdadera justicia, debe servir para reformar y construir un mundo mejor, un mundo más digno. Una Universidad democrática, una Universidad humanística y científica; una Universidad técnica y práctica al servicio de la sociedad y no al servicio del capital. Al servicio de la sociedad. Al servicio de la gente. Al servicio de sus alumnos y alumnas.

Desgraciadamente, hemos perdido tantas oportunidades a lo largo de los últimos años, nos hemos alejado tanto de esa sociedad, embebidos de gloria a lomos de un falso elitismo de cartón piedra. A lomos de una excelencia que no era, ni por asomo, excelente. Una excelencia, mero decorado de esta trama -ópera bufa o canto de sirena-, en definitiva, embelesamiento sistemático y crónico.

Hay que despertar, señor rector, hay que despertar en la realidad, en su realidad, en la realidad que nos ha impuesto por decreto. Esta Universidad alejada de la sociedad, contradictoria, decadente. Esta Universidad abocada a la ruina, a la ruina ideológica y material, esta es su Universidad. Y no puede mirara para otro lado, estos ocho años son suyos, estos ocho años le pertenecen. Y si tenemos problemas de infraestructuras, es culpa de usted, de su gestión: no fue eficiente. Y si la adaptación al Plan Bolonia ha sido un desastre, ha sido culpa de usted. Si no se cumplen los Estatutos, por más que usted maldiga esos Estatutos, es por su culpa, señor rector. Si las guías docentes causan risa al profesorado de la ULL (y se las pasan por donde les venga en gana), le garantizo que es culpa de usted. Y si el sistema de matrícula online se cae, ¿sabe de quién es la culpa? De usted, señor rector. Si no hay profesores para los Trabajos de Fin de Grado, la culpa es de usted. La culpa es de aquellos que montaron un modelo de titulación de grado sin tener en cuenta los recursos, los recursos humanos y materiales. Sí, es su culpa, ha sido su equipo, han sido las personas que usted seleccionó y que usted ha dirigido a lo largo de todos estos años.

¿Dimisiones? poquitas, poquitas. ¿Ceses? ¿Cuántos? ¿Ha cesado a alguien por los problemas de acreditación que sufre la titulación de Periodismo? ¿Ha cesado a alguien por esta caótica fusión de centros? ¿Alguien ha asumido su responsabilidad en esta Universidad cuando las cosas no salen bien?

Todo le ha ido tan mal a su gobierno que, mire usted, hasta su inspector, don Andrés Falcón Armas, sigue ahí, tan campante, cuando bien sabe usted que fracasó en su objetivo, tampoco ha sido eficaz su inspector. ¡¡¡Céselo!!!

Es muy difícil creer que este desaguisado, esta Universidad en perpetua confrontación, beligerante, alejada de la mesura y del buen criterio, pueda ser reconducida a alguna parte. Es difícil pensar en todo eso cuando solo sale en los medios de comunicación su peor cara, el rostro desencajado del conflicto, del conflicto seco y rabioso. Tiene usted una forma de pelear muy poco creativa. Se deja usted llevar por una rabia extravagante; se olvida usted hasta de sus amigos. Se ha creído usted mucho eso de ser un “hombre de acción”. Pero hay que pensar, y, cuando entramos en conflictos, hay que consultar. Hay que consultar a los sectores afectados. No pasa nada. No es, en absoluto, algo malo, por ejemplo, consultar con los alumnos y alumnas de Educación sobre los problemas que sufren en la Facultad. Antes de meterse a pelear, antes de meter a la ULL en fregados mediáticos, hay que sentarse, hay que hablar con la comunidad, existe un Claustro.

Prometió cambios. ¿De qué cambios estamos hablando? La prensa no habla de los logros de la ULL en el campo de las ciencias o en el campo de las humanidades. La ULL solo sale en la página de conflictos. Es usted una persona conflictiva. ¿Ha leído la prensa? Hoy sale la ULL en la prensa de Madrid, pero no es nada bueno, no. Habla de unos alumnos expedientados.

No olvide nunca, señor Doménech. Nosotros no lo vamos a olvidar. Ya puede contratar usted a los mejores hagiógrafos, le garantizamos que la verdad siempre termina por explotar, la verdad siempre ha sido explosiva.

No le vamos a acusar del sufrimiento de la humanidad, pero si del sufrimiento de mucha gente que no se lo merecía. Por mucho que usted se considere una buena persona. Más allá de que se crea absuelto de cualquier responsabilidad con respecto al abandono de sus estudios por parte de miles de estudiantes canarios, más allá de alumnos expedientados y arrastrados por la ULL como si fueran delincuentes,  más allá de todo eso, señor Doménech, el tiempo se ocupará -se está ocupando- de poner a cada cual en su lugar.