Discurso de AMEC: “Por una Universidad para todas las personas” (Huelga Estudiantil 26/10/2016) [FOTOS]

Hoy, 26 de octubre, hemos convocado una nueva jornada de huelga en la ULL para defender el derecho a poder cursar estudios universitarios; defender el derecho a poder empezar y también continuar nuestros estudios en la Universidad. Reclamamos una educación pública, y que la educación sirva para garantizar la formación de los jóvenes y de todas aquellas personas que deseen en algún momento de sus vidas formarse académicamente. Queremos un sistema educativo inclusivo, no un sistema meritocrático empeñado en excluir; empeñado en dejar en el camino a muchos alumnos y alumnas.

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Como parte del estudiantado universitario, deseamos transmitir toda nuestra solidaridad a nuestros compañeros y compañeras de enseñanzas medias. Sin denostar otras vías formativas, queremos y deseamos que -si es su aspiración- todos y todas puedan llegar a la Universidad, y, lo que es también muy importante, que puedan permanecer en ella; y que puedan concluir satisfactoriamente la titulación que hayan elegido.

Desde la Asamblea del Movimiento Estudiantil Canario (AMEC) rechazamos el elitismo, rechazamos una formación elitista para unos pocos; rechazamos la privatización encubierta y soterrada de la educación pública. Defendemos y defenderemos siempre una Universidad para todas las personas, una Universidad abierta, una Universidad al servicio de la sociedad y no al servicio de las SOCIEDADES ANÓNIMAS.

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Paola Vargas (AMEC) en un momento de su intervención

El movimiento estudiantil es consciente, desde hace muchos años, de los “avances” que desde el Gobierno y muchas otras instituciones -y desde la propia Universidad- se realizan para propiciar el desmantelamiento de un modelo de educación superior que tenía, pese a sus carencias, mucho de servicio público. Esta maniobra orquestada por los poderes político-empresariales ha ido minando el viejo modelo cultural universitario, que tampoco nos resultaba satisfactorio, y ha promovido una cultura universitaria calculada desde los postulados de lo que, desde hace ya unos cuantos años, venimos denominando neoliberalismo, aunque no sea ni nuevo ni liberal, y que más acertadamente podríamos señalar como “cultura de la desposesión”.

La desposesión no es otra cosa que la expropiación de nuestro derecho a una formación enriquecedora y, de esa forma, nuestra directa transformación en mano de obra precarizada y sujeta a valores que animan al esfuerzo y al sacrificio a cambio de una buena dosis de explotación. La cultura del esfuerzo no es otra cosa que nuestra entrega, sin rechistar, a un modelo productivo donde nuestros derechos deben estar supeditados a los beneficios que se pueden extraer de nuestro trabajo, de nuestros cuerpos-mercancía.

La cultura del esfuerzo no refiere en ningún momento la constancia real, objetiva y necesaria de las personas en las tareas que se emprenden, sean del tipo que sean, sino que refiere, más bien, una sujeción a silencios cómplices y obediencias alienantes. No se trata de inculcar una disciplina del trabajo “bien hecho”, sino la disciplina retorcida propia de un proceso de “construcción” del individuo basado en el “licuado” de la conciencia crítica, el intelecto y la creatividad.

Las “reválidas”, o como finalmente denominen a las barreras y obstáculos que les pongan a los alumnos y alumnas en su camino en las enseñanzas no universitarias, y todos los obstáculos que sufrimos ya en la Universidad, tienen como principal objetivo desmantelarnos como sujetos capaces de planificar nuestro futuro formativo y laboral. El objetivo es redirigirnos por aquellos itinerarios que complazcan mejor a los patronos del Sistema, llegando incluso a desecharnos directamente si lo consideran oportuno.

Y no exageramos, en los momentos actuales de crisis, la posibilidad de convertirnos en auténticos desechos del Sistema, la posibilidad de poder quedar excluidos del todo es real y se puede verificar. No tenemos los datos, y será muy difícil obtener esos datos de una forma precisa, porque esos datos han sido maquillados, pero estamos convencidas de que muchas se han quedado fuera, muchas personas han sido desechadas por este Sistema depredador y, ahora, ya solo son números y porcentajes indescifrables, han sido invisibilizadas por esa maquinaria devoradora de almas y sueños.

No lo ocultamos: a estas alturas, nos encontramos cansadas de predicar en medio de estas ruinas, que otros llaman sociedad civil, opinión pública, ciudadanía, pueblo, etc. Pero, pese a todo, seguimos albergando, en lo más profundo de nuestro ser, el deseo de comprometernos, luchar y resistir. Y esos son los universitarios y universitarias en los que cree la Asamblea del Movimiento Estudiantil Canario, los universitarios que se comprometen, luchan y resisten. Porque queremos una comunidad universitaria que sea respuesta crítica y apoyo moral para toda la sociedad canaria.

Por eso, porque lo que reclamamos debe ser dignificante, advertimos contra las derivas autoritarias de una parte del profesorado de esta Universidad. La convocatoria de esta jornada de huelga y las incidencias vividas alrededor de la misma son la evidencia palpable de lo que, sin miedo, afirmamos desde AMEC: estamos cansadas, muy cansadas, de que la pérdida de autoridad moral del profesorado se convierta en una reacción autoritaria, demagógica y profundamente antidemocrática contra el alumnado.  Y en este sentido, no dudamos en señalar al rector de esta Universidad, al señor Martinón, que informo al profesorado de nuestro derecho a la huelga, de nuestro derecho al paro de la actividad académica, en la tarde de ayer, y casi no informa. Si finalmente informó, fue por nuestra insistencia y perseverancia. Por esas razones, les debemos recordar que tenemos nuestros derechos, nuestra autonomía como sector de la comunidad universitaria, y eso se debe respetar. Nuestras decisiones se deben respetar porque, señor Martinón, la Universidad no es ningún “jardín de infancia” o parvulario.

Para terminar, unas palabras sobre la LOMCE, una vieja reflexión de AMEC sobre los procesos de privatización de las enseñanzas medias y su conexión con procesos similares vividos y sufridos en la Universidad:

La LOMCE es un paso más en el desmantelamiento de la educación pública y, al igual que el Plan Bolonia, supone la mercantilización de la enseñanza, la consolidación del alumno mercancía, la segregación por motivos           socioeconómicos, la instrumentalización del aprendizaje y la aplicación de criterios de productividad. La LOMCE debe ser ubicada en el marco de la progresiva privatización del sistema educativo, donde el regreso a las “reválidas” y la extinción de determinadas asignaturas vienen a complementar la agobiante reprogramación ideológica del alumnado”.

¡¡¡No a las “reválidas”!!!

¡¡¡Por una Universidad para todas las personas!!!

¡¡¡Viva la lucha de lxs estudiantes!!!