
La Universidad pública pierde cada año más estudiantes. Una buena parte de esos estudiantes son los que ni siquiera llegan a pisar los campus universitarios, aunque en otras circunstancias sí lo harían. Tenemos también el abandono de una parte importante de los alumnos y alumnas que, pese a conseguir empezar una carrera universitaria, se ven obligados a renunciar a todas sus expectativas y anhelos por causas diversas.
Desde hace un montón de años, la Asamblea del Movimiento Estudiantil Canario (AMEC) viene denunciando como la Universidad se iba cerrando, como se iba privatizando de facto. Los diferentes planes educativos que se han ido implementando a lo largo de los años, esas diferentes legislaciones, con su rebuscado articulado y pretendido “progresismo”, han terminado por cercenar la Universidad pública. A toda esa planificación educativa tramposa que nos vendía «pedagogías del conocimiento», empleabilidad e internacionalización de nuestros títulos, se unió -al menos desde el 2008- la crisis económica (y ya nos dura unos años). Una crisis que tiene una especial lectura en Canarias, territorio desencajado y desestructurado, donde hablar de crisis económica supone multiplicar por mucho las miserias que sufrimos normalmente en tiempos de supuesta bonanza económica.
A la legislación y la crisis de estos años, se les unen otros factores. Factores que se puede resumir en más legislación, subida de tasas, menos dinero para becas (y mayores dificultades para su obtención), el autoritarismo del profesorado, que también expulsa estudiantes de la Universidad, las diferentes discriminaciones por condiciones y opciones diversas, la falta de “modernización” y las incompatibilidades para estudiar y trabajar o estudiar cuando se es madre o padre.
Las “reválidas franquistas» atentan contra la Universidad

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Aunque para muchos estudiantes universitarios no tiene sentido protestar contra las “reválidas” que impone el Gobierno para los estudios no universitarios, estamos convencidos y convencidas de que sí nos van a afectar, porque dichas “reválidas” son un atentado contra el sistema público de enseñanza, alejan a la Universidad de su función pública y, como por arte de magia, nos convierten a nosotros y nosotras, los universitarios y universitarias -a los que ya estamos dentro-, en unos privilegiados y privilegiadas. Y debemos tener claro que cuando se nos llama “privilegiados” no es para brindarnos una prebenda, sino para cobrarnos tasas más elevadas y restringir nuestra posibilidad de acceder a becas y ayudas al estudio. La reducción del número de estudiantes que acceden a la Universidad pública afectará de forma muy negativa a los que ahora estamos dentro y nos creemos a salvo de todas esas reformas de la enseñanza no universitaria.
Defender la Universidad pública, defender que podamos seguir estudiando y formándonos en la Universidad, que podamos terminar un grado, acceder a un máster o un doctorado supone defender que la Universidad siga siendo una alternativa de formación para una parte significativa de los jóvenes.
No queremos una Universidad elitista, una Universidad para una minoría, porque sabemos que en esa Universidad no estamos. Queremos una Universidad para todas las PERSONAS, porque en esa Universidad sí sabemos que tenemos un lugar.
26 OCTUBRE. HUELGA EN LA ULL: ¡¡¡Por una Universidad para todas las personas!!!
11:30 h concentración escaleras del Edificio del Campus Central
18:00 h manifestación en Santa Cruz (desde la Plaza Weyler)