Las pocas salas de estudio que ofertan sus servicios son insuficientes, y en horas “puntas” están totalmente saturadas.
En la pasada sesión del Claustro de la ULL, celebrada el 17 de diciembre, AMEC manifestó que el cierre de las instalaciones universitarias asemejaba a un “cierre patronal” y que era una medida estética. Asimismo, se comunicó la necesidad de que los alumnos contaran con suficientes salas de estudio.
El cierre de la ULL, entre el 28 de diciembre y el 8 de enero, perjudica seriamente al alumnado que se enfrentará, próximamente, a los exámenes de enero-febrero. El mantenimiento de tres salas abiertas (las que se encuentran en los dos edificios de Caja Canarias y la sala de estudio de Náutica) no garantizan un servicio en condiciones. Hay que tener en cuenta que los espacios habilitados por otras instituciones para el estudio, como puede ser el TEA, también aparecen abarrotados en estas fechas.
En líneas generales, el principal colectivo estudiantil del Claustro de la ULL rechaza el cierre de las instalaciones y cuestiona las supuestas ventajas del mismo. Los alumnos de la ULL están cansados del pésimo servicio que se está dando a los estudiantes. Una vez más, es el alumnado el que paga los “platos rotos” de la mala gestión del regente Doménech. La ULL se terminará de hundir si continúa por el mismo camino: autoritarismo mezclado con un recetario de propuestas “anti-crisis” muy poco inteligentes.